Quién no ha llegado a casa después de un día de trabajo y ha recibido la temida llamada que nos dice: “estamos cerca de tu casa, ¡¡pasamos a verte en cinco minutos”!!
¡¡Horror!! La frase que se nos viene a la cabeza es “y yo con estos pelos”, pero lo que realmente estamos diciendo es “¡¡y yo con este desorden!!”
Ante todo, calma.
Os vamos a explicar brevemente cómo salir del paso.
Si en el día a día lleváis ciertas reglas fáciles de gestionar, no será tan duro recibir esa importuna visita.
1 El orden, algo del día a día.
Tenemos que decir, antes de continuar, que los milagros no existen. El hada madrina que llega a casa con su varita mágica y lo limpia todo en cuestión de segundos es solo para los cuentos.
Pero si es importante tener las cosas organizadas. Si destinamos espacios concretos para colocar las pertenencias, nos será más fácil tenerlas recogidas. Además, el hecho de tener la estancia despejada, hará que estemos más calmados para cualquier visita imprevista. Por no decir que el día a día se hace más llevadero.
2 El frigorífico.
Llega la visita y nuestro pensamiento es: “espero que se quede en el salón mientras voy al frigorífico a por su refresco…”
Mantener la nevera limpia es fundamental. Principalmente por higiene y salud. Carnes, verduras, pescados, lácteos… una mezcla de alimentos que no estar en un espacio higiénico puede provocar que cualquier bacteria comience a campar a sus anchas.
Un buen truco casero es mezclar dos cucharadas de bicarbonato de sodio con medio limón y agua. Basta con aplicarlo con una esponja y estará limpio en cuestión de minutos.
3 Los cristales.
Si tienes una mesa de cristal o una ventana donde el/la pequeño/a de la casa ha hecho una copia de las Cuevas de Altamira y se te ha acabado el limpiacristales, no desesperes.
Humedece un trapo con una mezcla de agua y alcohol. Quedarán realmente limpios y a un coste muy económico.
4 El cuarto de baño.
Por lógica de salubridad, este espacio (al igual que la cocina), deben mantenerse siempre limpios.
Salimos por la mañana de casa sin tener el tiempo para poder higienizar el baño. Pero secar los sanitarios que hemos usado no nos costará mucho y evitará que se queden esas gotas que dejan marcados lavabos y duchas.
Esto evitará que las gotas, al acumularse, dejen un rastro blanco de cal que parece suciedad.
5 La mopa, esa gran amiga.
Tener la mopa a mano será de gran ayuda siempre. Ya tengamos suelo de tarima, parquet, plaqueta o mármol, la mopa ayudará de una rápida pasada a limpiar las pelusas que se acumulan, sobre todo en época de frío, que con el calor y una ventilación más escasa en las viviendas, parece que mágicamente se reproducen entre ellas.
Estos son sólo algunos consejos para un mantenimiento diario, pero no debemos olvidar que una buena limpieza a fondo de nuestro hogar es imprescindible.
Es importante tener bien desinfectada la cocina y el baño y evitar la acumulación de polvo en toda la casa.
Si llevamos a cabo una buena rutina de mantenimiento, no tendremos que preocuparnos por esas visitas inesperadas, y, más importante aún, nos sentiremos más cómodos aún en casa, en un entorno limpio y agradable.