Llega el invierno y es un privilegio poder encender la chimenea, disfrutar del fuego, de su efecto hipnotizador y perderse mentalmente entre las llamas una tarde fría y lluviosa. Las horas pasan sin darnos cuenta junto al fuego que consume la leña hasta convertirlas en un montón de cenizas que, por supuesto, después tenemos que limpiar.
Si quieres mantener la chimenea en un estado óptimo y dejarla preparada para la próxima ocasión no tienes sino que seguir los consejos que te proponemos a continuación.
1.- ASEGÚRATE DE QUE TODA LA LEÑA ESTÁ APAGADA
Parece de “Perogrullo” pero a veces existen rescoldos escondidos que pueden darnos alguna sorpresa a la hora de retirar las cenizas. Comprueba que todo está ya apagado y frío para proceder a su limpieza. Si no es así, separa y trocea la parte todavía incandescente o provoca una humareda echando agua si tienes mucha prisa (pero no es lo recomendable).
2.- PREPARA LOS UTENSILIOS DE LIMPIEZA Y PROTEGE LA ZONA
Antes de comenzar conviene tapar la zona próxima a la chimenea: extender una tela vieja a los pies de la chimenea, tapar con plástico o telas los muebles contiguos y retirar sillas y otros enseres que puedan obstaculizar nuestra labor.
Después ponte guantes, mascarilla (si te molesta la ceniza) y delantal, además de los productos y herramientas que vayas a usar.
3.- VACÍA LA CHIMENEA DE CENIZAS Y LEÑA
Utiliza un recogedor (aconsejablemente de metal) y una escoba que hayas dedicado a este uso. Barre también la parte de la entrada de la chimenea porque probablemente habrán caído restos de cenizas.
Puedes también aspirar la zona para que antes de aplicar un producto limpiador quede libre de partículas y cenizas.
4.- ROCÍA LA CHIMENEA CON UN PRODUCTO LIMPIADOR.
Existen muchas marcas que ofrecen producto especializado para este tipo de superficies, basta con acercarse a cualquier supermercado y elegir el que más te guste.
Una vez hayas rociado la chimenea extiende el producto rociado con una herramienta abrasiva (un cepillo o escobilla) y espera a que transcurra el tiempo que nos aconseje el fabricante.
5.- RETIRA LA SUCIEDAD
Pasado el tiempo indicado en el envase, retira la suciedad que haya surgido con el producto limpiador. Para ello usa una bayeta mojada con agua caliente y otra para secar la superficie.
6.- DESHOLLINAR LA CHIMENEA
Para esta labor conviene contratar a un profesional. No olvides que cada dos o tres años es aconsejable proceder a deshollinar la chimenea si no quieres tener problemas de evacuación de humos o estado de la misma.
Seguidos estos pasos tendrá en perfectas condiciones la chimenea para disfrutar otra vez de su compañía y calor.